domingo, 1 de enero de 2017

Propósitos para el 2017



No me gusta demasiado hacer propósitos literarios, y cuando los hago son más bien vagos, sin concretarlos demasiado. Porque total, difícilmente los voy a cumplir. De hecho, si recuerdan mi entrada del año pasado, me marqué tres objetivos:

1- Leer obras del teatro romántico español. Cualquiera, les tengo ganas a todas.
2- Leer clásicos de la ciencia-ficción
3- Leer una saga de literatura fantástica, concretamente la Dragonlance.

Bueno, pues sólo he podido cumplir un poco la segunda. Me leí El pueblo, de Zenna Henderson. Pero… me pasó algo con esa lectura. En realidad eran dos obras reunidas en un tomo. Fue un libro que me costó un poco terminarlo, iba haciendo pausas mientras lo leía, y en cada pausa me leía alguna otra novela intercalada. No terminó de engancharme. Sin embargo, no me arrepiento de haberlo leído tampoco. Pero ya le dedicaré una entrada a esta novela en mi blog en este 2017. El caso es que quedé agotado con esta novela, y no pude hacerle hueco a algún otro clásico de la ciencia-ficción.

Respecto a los puntos 1 y 3, sencillamente no encontré momento para ello. Y sí, ya sé que me lo propuse, pero ¿entienden por qué les digo que me cuesta cumplir mis propósitos? Este año 2016 que se nos ha ido ha sido un buen año para mí, e intenso. Y por suerte y por desgracia, no todo gira alrededor de las lecturas. Los quehaceres de la vida nos reclaman, como también otras aficiones, pues no sólo de literatura vive el hombre. Así que, entre que no he tenido mucho tiempo, y que por ende me han apetecido o bien novelas ligeras o bien cortas en su extensión, ni me he puesto a leer la saga de la Dragonlance como tenía previsto ni a leer obras del teatro romántico español.

Pero no crean que ha sido un año estéril de lecturas. Me he estrenado con algunos autores, como Marguerite Duras, Jenn Díaz o Alessandro Baricco, entre otros muchos —pero he citado los primeros que me han venido a la cabeza—. ¿Que qué me han parecido? No es el momento de desvelarlo ahora. Habrá reseñas en este 2017. Volviendo al tema, me he estrenado con autores que no tenía pensado leerme, al menos a corto plazo. Pero los libros son así: algunos se te acumulan durante años por mucho que digas que los vas a priorizar, y otros caen en tus manos sin comerlo ni beberlo por cosas del azar, y a la que te das cuenta ya llevas medio libro leído.

Así que ya ven, al menos en mi caso es un poco absurdo marcarse propósitos ni aunque estos sean difusos y abiertos, y consistan únicamente en leer cualquier obra de cualquier género. Pero como la literatura no es algo serio —y ahí radica su grandeza—, y como “leer no admite imperativos” —me parece que decía Borges, o al menos a él le atribuyen la frase—, tampoco está mal marcarse un propósito literario siempre que te lo tomes como algo orientativo. O sea: que si lo incumplo da igual.
Así que mantendré exactamente el mismo propósito que el año anterior: para este 2017 me gustaría leer una saga fantástica , clásicos de la ciencia ficción y clásicos de nuestro teatro romántico español. Concretando más, mi intención es empezar la saga de la Dragonlance, leerme 1984 de George Orwell —verlo reseñado en el blog de Javi me recordó que era una lectura prioritaria—, y respecto al romanticismo, pues le tengo especial ganas al Don Juan Tenorio de Zorrilla —pero a saber si no me da por alguna otra obra, qué se yo, de Espronceda o García Guitiérrez—. Son tres lecturas que me gustaría hacer este 2017. Pero que lo cumpla es otra historia.